martes, 30 de noviembre de 2010

Espiral

subir y subir.

Por fin, salí del condenado teatro, esta vez, no se en donde estaba, me encontraba subiendo unas escaleras, corría, subía muy rápido, cómo si intentara llegar a tiempo, cómo si pasara algo realmente grave, eran unas escaleras en espiral que parecían no tener fin, yo subía y subía y subía sin parar, veía en la pared el número del piso, pero no me detenía, seguía y seguí subiendo como psicópata o cómo si fuera a recibir una retribución por hacerlo, recuerdo que llegue al piso veintitrés, no podía más, ya las piernas no me daban, estaba mareada y me costaba mantenerme en pie, vi a mi derecha una puerta y a las patadas la abrí, (aunque no tengo idea de donde saqué la fuerza para hacerlo, ya que estaba tan exhausta, ah... verdad que esto fue un sueño), en fin, abrí la puerta y me vi dentro de un salón, totalmente gris, vació, lucía más como una bodega, entré muy curiosa y me topé con una señora muy baja de estatura y con los crespos más definidos que he visto jamás, ella empezó a empujarme mientras me decía "anda, chinita, no te detengas, sigue subiendo, sigue subiendo que todavía no es suficiente"


#Desperté

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